David Bowie - BLACKSTAR [Vinilo]

Es difícil separar Blackstar de 2016 de The Next Day, el álbum que David Bowie lanzó sin previo aviso en 2013. Tras una sequía de diez años, The Next Day palpitaba con el impacto de lo nuevo (como el primer álbum de Bowie con material nuevo en una década, ¿cómo no iba a serlo?), pero en última instancia estaba arraigado en la historia, algo que su portada dejaba claro en su remezcla del arte de Heroes. Blackstar ocasionalmente recuerda partes del pasado de Bowie (dos de sus canciones clave, "Sue (Or in a Season of Crime)" y "'Tis a Pity She Was a Whore", incluso se emitieron en 2014 como sencillo de apoyo para la compilación Nothing Has Changed (ambas están renovadas para este álbum), pero a Bowie y al productor Tony Visconti no les preocupa tejer tapices posmodernos; ahora que se han liberado de sus telarañas creativas, están listos para explorar. Sin duda, la lujosa extensión de diez minutos de "Blackstar" (una suite de dos partes unidas por fintas de cuerdas y un saxofón ominoso) sugiere que Bowie no tiene aspiraciones comerciales, pero Blackstar no nos aleja ni nos adentra en territorio desconocido. A pesar de todos sus giros extraños, el álbum avanza de manera lógica, se desarrolla con un propósito majestuoso y mantiene un brillo oscuro y vidrioso. Es música para la oscuridad de la noche, pero no para momentos de desolación; está creada para el momento en que el día de hoy ya pasó pero el mañana aún no ha comenzado. Oportunamente, la música en sí está suspendida en el tiempo, a veces recordando el duro brillo urbano del progresivo de los años 70 (la obra de Bowie, sí, pero también la de Roxy Music y, especialmente, la de Scott Walker de Nite Flights) y a veces evocando el drum'n'bass de la encarnación de los años 90 de Thin White Duke, sonidos que todavía pueden sugerir un futuro venidero, pero en el contexto de este álbum estos toques son la base de un presente persistente. Esta comodidad con el ahora es lo más sorprendente de Blackstar: es el sonido de un artista inquieto que se siente completamente a gusto no solo dentro de su propia piel sino dentro de su propio tiempo. Para ello, Bowie reclutó al saxofonista Donny McCaslin y a varios de sus compañeros de Nueva York para que proporcionaran la instrumentación (y reclutó a su discípulo James Murphy para que contribuyera con la percusión en un par de cortes), un elenco que sugiere que Blackstar va un poco más allá de lo que realmente hace. Blackstar, que cuenta con una astuta carga inicial de cortes complicados (canciones que no por casualidad también fueron lanzadas como singles de presentación), comienza en la periferia y se abre camino hacia terreno familiar, terminando con un trío de canciones pop vestidas con electrónica sofisticada. Esto no borra la pesadez del cuarteto inicial, pero tal secuencia sugiere que Blackstar es difícil cuando el principal placer del disco es la absoluta tranquilidad que transmite: la alegría de Bowie al enfatizar el arte en el pop artístico es palpable y su marcha elegante y pausada resuena profundamente. ~ Stephen Thomas Erlewine

• Fecha de publicación: 01/08/2016
• Formato: Vinilo
• Género: Pop